domingo, 8 de abril de 2012
Red Dead Redemption (360)
Un antiguo forajido debe recorrer el oeste en busca de unos antiguos compañeros a cargo del gobierno, que ha secuestrado a su familia para obligarle.
Rockstar ha hecho con Red Dead Redemption un juego de mundo abierto sublime. La recreación del oeste es verdaderamente espectacular.
La historia principal, en la que hay que recorrer una amplia zona entre EEUU y México tiene multitud de misiones, muy variadas y apasionantes. Y aparte de eso... pues te lías a hacer lo que te dé la gana. Se puede capturar forajidos vivos o muertos para cobrar una recompensa (pagan más si los llevas vivos), domar caballos salvajes, asaltar trenes, ayudar a la gente a la que roben o asalten, batirse en duelo... vamos, que menos irse de putas (lo intenté y no hubo manera que va el tío y dice I'm sorry, miss, I'm married ¬¬) puede uno hacer cualquier cosa que se le ocurra. Seguramente podremos hacer cosas que ni a los desarrolladores se les han ocurrido. Yo, por ejemplo, até a un tío, me lo llevé a un descampado, lo dejé ahí tirado y eché a su lado cebo para atraer animales salvajes. Por supuesto, dependiendo de nuestra conducta la gente se comportará de una manera o de otra (o más bien dependiendo de que dejes testigos cuando tu conducta no es buena).
El control está muy bien implementado. Las partes de acción son impresionantes, y aparte de apuntar, disparar y parapetarse, se puede activar el modo Red Eye, en el que el tiempo se ralentiza muchísimo durante unos instantes, con lo que se puede aprovechar para apuntar a muchos enemigos y efectuar esos disparos seguidos en cuanto se desactive dicho modo. Yo al principio procuré no hacerlo, que me parecía facilitar demasiado las cosas, pero más de una vez me vi abrumado por una ingente cantidad de balas que volaban por doquier buscando cobrarse mi vida y no me quedó más remedio que recurrir a ello.
En el menú quedan registradas todas las misiones que vamos superando con una medalla de bronce, plata u oro dependiendo de lo bien que hayamos actuado. Se miden factores como el tiempo empleado para cumplirla o la puntería. No es nada fácil obtener una de oro, o incluso una de plata. En cualquier momento se puede repetir una de las ya superadas para conseguir una mejor puntuación.
El doblaje, que en los juegos me suele importar bastante poco, es magnífico. Tanto las voces inglesas que oímos en EEUU como las españolas que se oyen en México van que ni pintadas. Por no mencionar la grandeza de muchos de los diálogos.
La gran pega del juego es que flojea mucho en su recta final. Tras haber robado trenes, habernos batido en duelo contra bandidos legendarios e incluso enfrentado contra todo el ejército mexicano... nos encontramos una sucesión de misiones sosas y carentes de interés. Que si espanta los cuervos que se comen el maíz, que si ve a matar a unos lobos que acechan al ganado, que si... Ese tipo de misiones está bien al comienzo del juego para ir aprendiendo a controlarlo. Por suerte, después de ellas llega la última, que vuelve a ser decente y da lugar a un final épico, a uno de los mejores finales que he visto en un videojuego.
Un 9.
Pesadilla de los no muertos
Esta expansión merece comentario aparte, ya que prácticamente se trata de otro videojuego. Tiene su propia historia, no solo independiente de la original sino paralela, con sus propias misiones tanto principales como secundarias.
El mundo en el que transcurre es el mismo. Las mismas ciudades, los mismos bosques, las mismas praderas... pero todo ello está infestado de zombis (humanos y animales). Así, hay que moverse por el oeste en busca de una cura para nuestra familia a la vez que "desinfectamos" ciudades a nuestro paso. En las poblaciones en las que hayamos eliminado a la oleada de zombis se puede dormir, pudiendo viajar de una de ellas a otra instantánemente desde el menú.
La mecánica en cuanto al control del personaje es la misma, con la peculiaridad de que aquí hay que disparar a la cabeza, con lo que la dificultad aumenta considerablemente y el modo Red Eye se vuelve prácticamente imprescindible.
Un gran juego... muy por debajo del original. Acaba resultando bastante cansino hacer todo el rato lo mismo. Liberar ciudad, despejar cementerio... e incluso si decides pasar de las misiones tampoco hay mucho que hacer. Ahora los carteles de se busca son para encontrar desaparecidos en vez de forajidos y a veces encuentras a alguien huyendo de zombis, pero no hay mucho por hacer. Por no mencionar que una ciudad liberada puede recibir otro ataque, con lo que hay que volver a liberarla de nuevo. En caso contrario, si por no acudir acaban muriendo todos los habitantes que queden, la ciudad quedará perdida para siempre, y ya no se podrá descansar en ella ni, mucho más importante, acudir a ella directamente desde el menú.
Un 7.
Por último, añado Red Dead Redemption a mis favoritos de la consola en uno de los primeros puestos y a John Marston a mis personajes masculinos de videojuegos preferidos.
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1 comentario:
Este juego es de lo mejor que ha habido en esta generación de consolas. Además añadiría que es el mejor juego que representa la esencia del oeste. Y pienso como tú, el final es épico.
Saludos
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