No sé quién fue el lumbreras que puso título al juego con errata incluida, pero teniendo en cuenta que el único fallo que se le puede achacar a un videojuego prácticamente perfecto es ése, se perdona.
En la segunda parte de la trilogía Donkey Kong Country el protagonista no es Donkey Kong, como todos podrían pensar en un primer momento. Aquí, los Kremlings le han secuestrado y su compañero de la primera entrega, Diddy Kong, acompañado por su novia, Dixie Kong, tienen que ir a rescatarle.
La base del juego es igual a la del anterior, pero en este caso tiene algunos añadidos que lo hacen aún mejor. Dixie tiene la habilidad de planear usando su coleta como si de la hélice de un helicóptero se tratase. Por otro lado, cuando se tiene a los dos monos se puede subir a uno encima del otro para que lo lance y alcance lugares a los que de otro modo no llegarían. Además, esta vez sí que sabemos en qué niveles hemos conseguido todos los secretos y en cuáles no, con lo que si se quiere conseguir completar el 100% del juego se sabe dónde buscar. Además de los bonus, en cada nivel hay escondida una moneda DK, con lo que el juego es bastante más rejugable al intentar conseguirlo todo. En cuanto a los compañeros animales, permanecen Rambi el rinoceronte y Enguarde el pez espada, pero no repiten ni el avestruz ni la rana. En su lugar tenemos a una araña que dispara dos tipos de telaraña, uno para matar a los enemigos y otro para crear plataformas sobre las que subirse; una serpiente con la cola enroscada en forma de muelle que da grandes saltos y un loro que salió brevemente en DKC y cuya única misión entonces era portar una linterna en un nivel oscuro y aquí en vez de eso carga con los monos volando y disparando cocos por la boca. Además, en un nivel oscuro submarino contamos con un pez linterna que hace lo que hacía el loro en el primer juego.
Todas las virtudes que pueda decir del juego son las que ya tenía su predecesor, pero están perfeccionadas aún más si cabe. El único pequeño inconveniente es que no supuso lo que en su día la primera parte al ser lo mismo de entonces ligerísimamente mejorado.
Sobre el remake de gba, tiene algunos añadidos como una pluma escondida en cada nivel además de una moneda DK, un enemigo final nuevo y poco más. En los apartados gráfico y sonoro está más cerca del juego de Super Nintendo, pero esto provoca que el juego sufra ralentizaciones aún mayores que la primera entrega. Es más, hay algún que otro nivel en el que prácticamente se podría decir que se juega a cámara lenta. Y, por si eso fuera poco, el control es algo peor. Sigue siendo un buen juego, pero no le llega ni a la suela de los zapatos a la maravilla de SNES. Ah, y una cosa del remake que ya ocurrió en el primero, me hace gracia y se me olvidó comentar entonces es que en los niveles en los que no hay luz y hay que alumbrarse, ya sea usando un animal que te acompaña con una linterna o pulsando interruptores que dan la luz brevemente... ¡en los remakes se ve perfectamente en las zonas sin luz! Está más oscuro, sí, pero se ve perfectamente. Así no tiene ninguna gracia porque no hace falta preocuparse de pulsar los interruptores o iluminar hacia donde vas.
Un 9.
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