Suna no Onna (Japón, 1964)

Un entomólogo que está buscando bichos para su colección pasa la noche en casa de una mujer dentro de un pozo de arena. Al despertar el día siguiente, descubrirá que la escalera por la que debería salir de allí ha desaparecido.

Preparaos para un aluvión de reseñas de cine asiático, porque como lo tenía últimamente abandonado, llevo unas semanas dedicándome a él casi exclusivamente y seguiré así una buena temporada. Empecé bien, ya que este ha resultado ser un peliculón mayúsculo cuya única pega es su excesiva duración. De todos modos hay que tener en cuenta que he visto el montaje del director, de casi dos horas y media, mientras que la original duraba 2 horas, y supongo que me habría gustado aún más.

Hiroshi Teshigahara, el director, consigue transmitirnos perfectamente la angustia del hombre que se ve atrapado, e incluso hace que comprendamos a la mujer a pesar de que su modo de actuar sea, cuanto menos, cuestionable. Es increíble cómo ha captado con la cámara movimientos de arena bellísimos que, al ser la película en blanco y negro, parecen en ocasiones un torrente de agua.

El actor y la actriz que soportan prácticamente todo el peso de la película están geniales.

No se ha estrenado nunca en España y no tiene título oficial en español. La traducción que más acertada me parece del título original es La mujer de la arena.

Como curiosidad diré que estuvo nominada a 2 oscars, pero en años distintos. En 1964, a mejor película de habla no inglesa, y en 1965, a mejor director, convirtiéndose así Teshigahara en uno de los primeros directores por una película no rodada en inglés en optar al galardón. Por supuesto, se les ignora de mala manera y los que han logrado estar nominados (si no me equivoco, ninguno lo ha ganado aun mereciéndolo muchos) son muchos menos de los que deberían, pero eso no hace sino aumentar el mérito de estar ahí.

He editado los premios Batto de 1964 para incluirla en tres categorías.

Un 8.